Herramientas Personales

Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Navegación

Navegación
Menu de navigation
Acciones de Documento

Dulce entrevista con Julio el confitero

Dulce y optimista, así fue nuestro encuentro. Más que entrevista, los momentos pasados con Julio fueron un desgranar de recuerdos, sin nostalgia, con los pies en el suelo y encarando el futuro. Julio el confitero, un hombre sencillo, que respira honradez y que lleva una vida metido de lleno en su negocio y comprometido con todas las iniciativas de sus gentes. " Invertí en el pueblo, dice, y me siento implicado en el tejido industrial de aquí. Soy de los que siempre animan y contribuyen a los proyectos de fiestas y asociaciones porque creo que es así como se muestra concretamente el turonismo" . El pueblo le ha dado todo y es un turonés agradecido. Sus padres, su esposa, sus hijos y sus amigos son los que dan sentido a su vida. Hoy se siente orgulloso de haber dedicado todos estos años de profesional a endulzar la vida y quizás los corazones de tantos turoneses. Un hombre en suma que sabe de donde viene y quien le enseñó lo que sabe: Tino su maestro confitero... Ese es Julio, el amigo de todos.
Julio el confitero
 

Julio con sus padres.jpgHáblanos de tus padres…


Qué puedo decir de unos padres que me adoraban. Mi madre murió en noviembre del 2010 a los ochenta y cuatro años y en sus últimos momentos su primera preocupación iba hacia mí, su hijo único. Siempre fue así y aunque teníamos alguna discusión velaba sobre mí como si de un adolescente se tratara. “Tengo de pena de dejate aquí”, fueron algunas de sus últimas palabras.
Mi padre se accidentó con un vagón cuando tenía 32 años y aunque quedó con la columna bastante machacada siguió trabajando toda su vida de barrendero y de enterrador para el Ayuntamiento. Era una persona muy conocida, amena y siempre con mucha ilusión que terminó su vida bastante “mermau” en 1965.
Tengo un recuerdo más que entrañable, “chapeau” para ellos.
 

¿Siempre fuiste “dulce”?


Bueno esto empieza por la falta de interés por los libros y con un padre empeñado en que sacara el bachillerato elemental para poder incorporarme al mundo del trabajo, cosa que en aquel momento afortunadamente no faltaba. Él solía echar una mano a su amigo Tino en la confitería, en los momentos de gran producción como eran “les pegarates” de Semana Santa. Así un día, pensando en una formación para mí que me evitara el duro trabajo de minero y viendo mi poca afición por lo escolar, pensó en llevarme con él. Sin darme cuenta me vi trabajando con ellos los fines de semana en la confitería y el resto de los días intentando cumplir con la actividad que menos me gustaba, el colegio. Tino, que había aprendido la confitería en Barcelona con el prestigioso Saval, fue un verdadero maestro para mí.
 Tino el confitero.jpg


Del aprendizaje al negocio, vaya salto ¿no?


El salto de verdad fue más tarde porque mi vida como la de tantos pasó inevitablemente por la minería, cielo abierto con los camiones, Hunosa,… compaginando con la labor de confitero. Y así hasta que un día, casi al cumplir los 65 años me vino Tino con una propuesta: “¿qué falta tienes de Hunosa? Esti negociu ye tan guapu, conóceslu y pues vivir cómodamente de él…” Lo comentamos en casa y tomamos la decisión. Me acogí a las primeras indemnizaciones que daban, de manera prematura desgraciadamente puesto que quince días después ofrecieron el doble. Pero la decisión la habíamos tomado. Montamos el negocio y no nos arrepentimos en ningún momento de haberlo hecho. Después de veinte años trabajando con Florentino empezaba una aventura personal en 1993.


Demasiado dulce en Turón…


La verdad es que no falta la oferta en Turón, Manuel el de la Gotera, La Vienesa, varios despachos…Al final casi tenemos cinco establecimientos para cubrir las necesidades del valle. Pero el negocio funciona y me alegro porque esto es bueno para el pueblo, para todos.

Julio y Miguelín.jpg
¿Sigue la tradición pastelera de los fines de semana?


Aunque bajó, la tradición sigue viva. El turonés es muy dulzón. El bajón se debe sobre todo a que a veces la gente se deja ver menos por el pueblo y fomentan poco las salidas y las tertulias que al fin y al cabo animan y dan vida a un pueblo. Pero cuando la gente se junta, muchas veces son las madres las que aglutinan, salen y se van a tertuliar y comer por los bares del pueblo que me compran a mí los pasteles y las tartas. Eso es bueno para todos y de esta manera sigue habiendo tejido industrial del dulce.

 

En Semana Santa siempre se llenaron las confiterías…


“Les pegarates” dieron un gran bajón debido al cambio de costumbres. La competencia viene de las consolas, de los DVD, de lo que quieren los niños. “Unes cuantes perres” y el padrín no se complica vida. Con las tradiciones acabamos nosotros poco a poco y casi sin darnos cuenta. ¿Qué decir de la Navidad que además de empobrecerse en cuanto a la tradición (villancicos, ambiente) empieza casi en octubre con sus campañas comerciales.
Para nosotros lo que funciona muy bien es el día del “Roscón de Reyes”. Es sorprendente porque son más tradiciones de fuera, en muchos casos americanas que pasan a remplazar lo nuestro de siempre. Comercialmente no me quejo, aunque siento que desaparezca lo nuestro. Hace 17 años vendíamos veinte o poco más, hoy más de 300 roscones. Y eso nosotros solamente sin contar los demás…el roscón se vende en todos los sitios, de las pastelerías a la gasolinera.

Turonesa-1.jpg
¿Y esa especialidad tuya?


¡La turonesa! La tarta Turonesa, con mayúscula. Es una creación del maestro Florentino, que yo intenté registrar como marca patentada para que se reconociese el origen turonés de ese dulce, pero con poco éxito.
La tarta empezó hace treinta años, al mismo tiempo que el día del Pote. Surgió de una serie de combinados que hizo Tino con la pasta. Nos gustó a todos. La metimos en congelación para maduración como los quesos, luego echamos yema, la quemamos y la rotulamos como Turonesa. Aunque colaboré con mi maestro en su elaboración sugiriendo “cosines” quiero dejar patente que el creador lleva nombre, Tino el confitero.
Yo lo que hice fue potenciar su producción cuando cogí el negocio y de 60 que vendíamos pasamos a 1200. Esa mezcla de bizcocho, nata, avellana y yema tiene un sabor muy…turonés.


¿No te arrepientes de haberte quedado aquí?


¡Jamás! Tino me decía que las cosas siempre pasaban dos veces. Yo no dejé pasar la del negocio, una labor en la que mi mujer y yo nos sentimos felices.
Fue una aventura a veces complicada, sobre todo económicamente. Entre Mari Carmen y yo compramos el antiguo Correos, se hicieron viviendas y mejoré la confitería. En una palabra invertí en el pueblo y me siento implicado en el tejido industrial de aquí. Soy de los que siempre animan y contribuye a los proyectos de fiestas y asociaciones porque creo que es así como se muestra concretamente el turonismo.
No critico no suelo hacerlo, pero siempre me duele la dejadez sentimental que tienen muchos que se han ido del pueblo y que se sorprenden de verme aún por aquí trabajando y luchando a mi manera por el pueblín. Hemos salido del valle, aunque tampoco demasiado, pero mi mujer y yo seguimos sintiéndonos en lo nuestro.
 

Confiteria La Gloria-1.jpg¿Hay genes confiteros en la familia?


Hombre, las vocaciones ni se exigen ni se presionan. Los hijos han salido poco pasteleros. El mayor, después de una formación de economista, y por razones laborales, saldrá profesional de la guardia civil en abril y la hija, con magisterio de inglés, entrará lógicamente en la docencia. Sin grandes cambios en sus vidas profesionales o en las de sus parejas no creo que dentro de diez años cuando me llegue el turno de la jubilación esto siga en manos de la familia.


Pues habrá un vacío...


Los dulzones seguramente perderán algo. Yo procuro ofrecer un producto hecho con amor, un producto de calidad y a precio asequible. Creo humildemente que mis clientes lo saben.
Qué más quisiera yo que un día viniese un joven y me dijese: “ Quiero aprender contigo”. Me traería a la memoria muchos recuerdos personales y así seguiría el ciclo. Pero mucho me temo que los sacrificios del oficio, con sus fines de semana ocupados, desaliente a la juventud actual.
 

¿Presente y futuro de Turón?


(mueca muy expresiva) Fui siempre turonés y turonista. Nací, me casé, tuve hijos y vivo aquí. Tengo a todos mis antepasados enterrados aquí, mis amigos y la gente que más quiero vive aquí. No puedo sino decir que quiero esto hasta médula. El patrimonio que hicimos Mari, mi mujer, y yo está en el pueblo. Es el legado para nuestros hijos. Ese es mi presente, el presente de Turón al que humildemente contribuyo.
Jorge y Julio.jpgTodos juntos tenemos que potenciar lo que tenemos, ser solidarios, comprar aquí, invertir aquí. Muchas veces nos quejamos pero seguimos yendo fuera, como suele decir Baquero, para comprar más barato. Como comerciante me parece una barbaridad porque no contamos desplazamientos, gasolina, etc…
¿Futuro? No sé, no lo veo muy halagüeño. Creo que después de “mamá” Hunosa no fuimos capaces de entender las cosas que hay que hacer para mejorar el presente y pretender ofrecer futuro. Me parece que ahora es la iniciativa privada la que tiene que inventar y crear ese futuro. Pero en esto no hay ningún secreto ni fórmula mágica. Si la unión no siempre trae el éxito esperado, siempre fortalece los proyectos.

(un caluroso abrazo y Julio vuelve optimista a su trabajo)

Entrevista realizada por Jorge Varela para elvalledeturon.net, Turón, febrero de 2011