Exigente y detallista
Una obra a la altura de un fotógrafo detallista y exigente…
esa sería la mejor definición de la producción de un artista que intenta transmitir fielmente ese momento de emoción captado por la retina y reflejado en unas fotografías que hablan a la imaginación y al sentimiento.
Una naturaleza omnipresente
Los temas tratados son muy variados aunque predomina la naturaleza con todos sus atractivos. Las flores, los animales y los árboles abundan en su obra. “Me apasiona la naturaleza… desde un árbol seco al más bonito amanecer”, suele decir Secades. Una faceta interesante de sus realizaciones son también los retratos y el interés particular que tiene por la macro fotografía, faceta esta con unos resultados artísticamente sorprendentes. En cuanto a los colores predilectos, su abanico de colores abarca del verde de la “tierrina” a la luz arenisca de una playa levantina, pasando por esa luz ocre de los rincones salmantinos.
Del "farniente" a la obsesión
Como buen artista que es, exigente pero un poco bohemio, su inspiración suele venir “por rachas”. Meses sin moverse y luego un afán casi obsesivo, cargado con cámaras y un montón de objetivos, en busca del momento ideal, del chiché perfecto. Una inspiración que surge en cualquier lugar y en cualquier instante… un rincón, seres vivos o inertes, personas o cosas que le rodean. Eso es lo que vertebra su obra.
Algo pequeñito
La macro fotografía es como la prolongación tecnológica de este hombre detallista cuyos ojos, en actividad constante, almacenan los más ínfimos detalles de las cosas. Un técnica que entraña bastante dificultad, todo un reto. Es sin lugar a duda el tipo de fotografía favorita de Secades. Esa “fotografía de cerca” refleja los detalles que han colmado su retina. Una fotografía, pues, selectiva, que desvela los espacios pequeños, ese mundo en el que el artista quiere que nos adentremos y donde la sorpresa y la poesía hablan al espectador.
Retrato al natural y con sentimiento
El género del retrato no es lo que más relieve tiene en su producción, no por la falta de calidad sino más bien por su escasez. En opinión del artista “ los retratos no es lo que más trabajo, tienen que estar bien estudiados y muy bien de luces si se quieren conseguir cosas bonitas. Los míos son al natural y al aire libre, no me gusta el retrato de estudio, aunque reconozco su dificultad y belleza, me resultan muy artificiales”.
Secades si suele hacer algunos de gente conocida, “gentes del pueblín”, como dice: la dulzura de Miguel el del mesón, la inocencia de Mireia, la facciones perfectas de Rafa el del Chuchu y otros muchos que aparte de belleza fotográfica aportan sentimiento.
Es Secades, un fotógrafo todo terreno sin una especialización concreta, un apasionado por la macrofotografía que domina con maestría, un artista al servicio de la naturaleza.
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