No es un otoño cualquiera
Es el otoño de Daniel González un movimiento vivaldiano, adagio molto de calma absoluta. Arpegios de colores calurosos y melancólicos para una naturaleza que ajena a la agitación parece acordonar el valle. No suenan las violas, los chelos, el contrabajo o el cémbalo pero el bordado entramado de ramas y hojas escriben una partitura mágica y evocadora. No es un otoño cualquiera. Es Turón, el de hoy y el de siempre, que recuerdan reflejos, sombras y siluetas, alegorías fotográficas de nuestra historia.