Herramientas Personales

Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Navegación

Navegación
Menu de navigation
Acciones de Documento

A mediados del XIX comienza la industrialización.

La industrialización del XIX



mineros2.jpgLas condiciones descritas se mantuvieron hasta que a mediados del XIX, comenzó el proceso industrializador, que provocó una profunda transformación del espacio. Hoy, en los núcleos de ladera y a pesar de las actuaciones sobre ellos realizados, se puede seguir la pista de los primitivos asentamientos pero no ocurre igual en el fondo del Valle que en el XIX mostraba una apariencia totalmente distinta: las tierras por las que no pasaba el camino real desde La Cuadriella hasta La Felguera y que se corresponden con la actual carretera, los asentamientos industriales y los asentamientos poblacionales ligados a los anteriores, eran inmensas vegas feraces, aprovechadas al máximo para la producción agrícola (1). Todo ello cambio con el arribo del nuevo estado de cosas propiciado por la industrialización.

El Valle de Turón, como toda la actual cuenca del Caudal, sufrió con la industrialización de finales del siglo XIX y la explotación siderúrgica y minera del XX, una brutal transformación. Una Comarca con marcada tradición agrícola y ganadera, vio como se alteraban sus sistemas tradicionales de vida y como su hábitat sufría profundas y en la mayor parte de los casos, irreversibles transformaciones. Las actividades vinculadas al mundo rural se vieron desplazadas para ir desapareciendo progresivamente; las carreteras carboneras no sólo se trazaron sobre la antigua calzada romana (luego Camino de Santiago) que atravesaba la Comarca, sino también sobre la red de vías secundarias que ésta poseía; la explotación minera en profundidad arrasó los yacimientos de anteriores épocas históricas y la misma explotación en superficie dañó gravemente los asentamientos preexistentes al aplanarse grandes extensiones de terreno para servicio de los pozos; a ello se unió la acción degradante sobre el paisaje de las grandes escombreras y el sistema de lavado de carbón que no sólo contaminó los ríos, rio turon.jpgsino que también al imponerse la necesidad de mayor nivel de agua y la protección de los lavaderos de las riadas, hizo que se alterasen las márgenes de la cuenca fluvial; la construcción de elementos artificiales vinculados al sector minero acabó con los antiguos molinos, puentes y otros elementos tradicionales y completó la obra destructora; el crecimiento poblacional y la necesidad física de espacio para el aluvión de trabajadores llegado de todo el país a trabajar en las minas, añadió un nuevo elemento de alteración. En casos como el de Turón, un valle sumamente estrecho, en el que sus gentes aprovechaban al máximo sus laderas y llanadas, el efecto adquirió caracteres de catástrofe. La población del Concejo, a partir del Catastro de Ensenada que constituye el primer censo con datos fiables, evolucionó desde 1750 a 1960, en una progresión que considerada de forma acumulada supondría un aumento de 1.317%; las posteriores crisis de población y los efectos desindustrializadores han supuesto un descenso hasta 1991 del 24%; esta población además conforma un grupo humano estancado y envejecido.
 
TPCA EL FINAL-2.jpgEn suma, el oro negro que significó al comenzar su explotación, el fin de un modo de vida basado en la tierra y la aparente riqueza que aportó, se ha vuelto contra el Valle mismo: la pérdida de parcelas de labor superó el 90% y con ellas desaparecieron todos los elementos inherentes al mundo rural entendido en su más pura esencia; se contaminaron los ríos y se degradó el paisaje y el patrimonio cultural; entre 1857 y 1950, aumentó la población en un 1044% y tal presión demográfica, supuso por necesidades físicas la explotación del territorio hasta límites insostenibles... En suma, un sector ajeno al Valle de Turón se asentó en el mismo para extraer lo más posible bajo los principios de jerarquía, economía y productividad (2) ; una autentica política de tierra quemada.

 

Un horizonte incierto


senda fluvial2.jpg

 

La situación del Valle en este momento, no es halagüeña: un marco espacial degradado, la industria desmantelada y una población envejecida y estancada, en la que los más jóvenes de sus miembros se ven constreñidos al paro. Se han producido actuaciones recientes de mejora medioambiental y en comunicaciones, así como la recuperación lenta pero constante de la cabaña ganadera y cierta repoblación forestal... Pero ¿es esto suficiente para crear bases de futuro? Acaso los herederos de quienes propiciaron tal situación deban replantarse colaborar para devolver a Turón sus señas de identidad; las señas de identidad de un Valle que para quienes allí viven o han vivido, ha sido siempre una unidad física y social.

 

 


(1) Lo mismo ocurrió en Mieres del Camino, en la inmensa vega que se extendía desde La Villa hasta Ablaña y aún más allá .

(2) Álvarez Quintana, Covadonga. Casa y carbón. La vivienda minera en la Comarca del Caudal, 1880-1936. Liño, 6. 1986.