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Roma y los albores del Medievo.

El intento de conquista por parte de Roma

 

El intento de conquista por parte de Roma (29-19 a.C.) supuso además de los largos años de enfrentamiento, un proceso donde se asentaron fuertes relaciones de comunidad entre castros, pero el fin de la lucha supuso el comienzo de un proceso de aculturización cuyo grado de intensidad, se sigue discutiendo. Lo que si parece es que a hispania romana2.jpgpartir de la mitad del siglo II de nuestra Era, ya existe un proceso de asimilación de parte de la población indígena por los grupos romanos, con quienes se mezclan y toman sus costumbres. A esta romanización, responden las explotaciones agrarias, las villas, que se prolongarán en época medieval y cuyo recuerdo nos llega en la toponimia  (1), aunque en algún caso, queda la duda de si hay transmisión en el tiempo o si bien surgen como enclaves nuevos. La crisis en el mundo romano y la pluralidad de causas que precipitaron la ruptura del mismo, propiciarán una etapa marcada por unas circunstancias confusas y difíciles que protagonizarán los pueblos germanos. En Hispania, suevos, vándalos y alanos, están presentes desde el 409 y Asturias se verá anegada en el 469, por las incursiones de suevos y visigodos sobre los astures transmontanos, aunque estas luchas se alargarán todavía hasta el siglo V, ya que entre el 612 y el 621, diversos duces visigodos (la etnia que al final se impondrá como predominante en la Península) emprenderán campañas en la región para ahogar los focos de rebeldía. Desde el siglo V en las montañas se refugiaban los hispano-romanos agrupados bajo la dirección de seniores de las distintas comarcas, celebrando sus asambleas en los lugares más apartados, mientras la masa del pueblo, mucho más variada racialmente, se acogía a los antiguos castros revitalizados o a núcleos de carácter aldeano, los vici, gozando de cierta autonomía y evolucionando en sus estructuras sociales pero anclados en una economía primitiva. Este mismo aislamiento, propició el mantenimiento de los ritos paganos ofreciendo clara resistencia a la penetración del cristianismo; a pesar de ello, en torno al 573 hay predicaciones del ermitaño Millán en Asturias, luego elevado a los altares y cuyo recuerdo guarda la toponimia del Concejo en nombres como Altu Santumillanu y Santullano. Es factible presuponer que otros realizarán su labor en los montes asturianos, ocupando y sincretizando los viejos lugares de culto precristiano. En este primitivo monaquismo radica el germen, según mi opinión, de los asentamientos poblacionales en el Valle, en los siglos inmediatamente anteriores a la época medieval.

Cuando los pueblos musulmanes llegan a la Península Ibérica, la situación de las comarcas ocupadas por los astures transmontanos era marginal. Dos grupos de población van a destacarse entonces en Asturias: una masa indígena, refractaria a cualquier tipo de invasión y una minoría hispano-romano-visigoda que asumirá la tarea de suministrar a la masa poblacional, elementos de mando frente a las nuevas circunstancias. El núcleo militar que se unirá como tercer elemento poblacional, era reducido en número y claramente localizado en Gijón, donde gobernaba como valí, Munuza. El profesor Fernández Conde (2) opina que en este momento el poblamiento se encontraba compartimentado en valles muy diferenciados geográficamente, que configuran cada grupo social con características especificas. Es la unidad de valle que todavía hoy, tiene connotaciones antropológicas singulares. La forma de vida en estos valles basada en una economía de subsistencia, de agricultura extensiva y ganadería seminómada, ofrecía pocos atractivos para los musulmanes. La primera documentación alto medieval nos deja atisbar una sociedad de comunidades de aldea, propiedad colectiva y organización social con estructuras matriarcales en crisis, remarcada por grupos de parentesco con un jefe a la cabeza; una sociedad poco evolucionada y arcaizante, pero libre, vinculada a la tierra y renuente a cualquier tipo de imposición foránea, sobre todo fiscal. Al fin, todos estos componentes, invasion islámica2.jpgcontribuirían a dar al traste con el débil poder político musulmán. De hecho, la denominada batalla de Covadonga, no fue más allá de una escaramuza entre, posiblemente, un grupo de notables reunidos para una asamblea comunal y una partida musulmana de exploradores o de recaudadores de impuestos; nada que ver con lo que la providencialista monarquía asturiana, magnificó con notable sentido político. Este providencialismo y sobre todo la visión neogoticista, vendría dada por la aceleración del proceso evangelizador en Asturias y por la llegada de continentes mozárabes que aportarían también, los conocimientos para establecer un aparato administrativo adecuado.
 

 

Los albores del Medioveo en Asturias


Los albores del Medioevo en Asturias, se definen por un carácter extremadamente rural, fruto tanto de un territorio con poca tradición urbana como del proceso de ruralización de todo el Occidente europeo. La aldea aparece como la unidad básica del poblamiento y si bien en escritos cultos se emplean los términos vici o vicos para describirla, los documentos optan por elegir el término villa, que enlazando con la tradición tardo-romana, parece designar un espacio territorial dotado de una serie de realidades (tierras de labor, pastos, molinos, casas...) que lo convierten en una unidad de explotación rural (3) . A la formación del poblamiento aldeano, se llegó en un proceso de progresivo sedentarismo, propiciado por las clases privilegiadas que eran al fin quienes favorecían el proceso repoblador y concedían los asentamientos; los lugares de formación eran siempre desniveles o laderas, terrenos poco productivos, salvando así los lugares más feraces para los cultivos: el Valle de Turón es en este caso un clarísimo ejemplo que se mantuvo sin alteraciones durante centurias. Los valles fluviales, puntos de atracción para que grupos humanos se establezcan, serán los grandes ejes ordenadores del territorio; en muchos casos serán utilizados en los documentos de la época como puntos de referencia. Es lo que ocurre por ejemplo, con el río Aller (el actual Caudal) que define con claridad los lugares del Valle de Turón (4). Se sabe poco de los núcleos aldeanos; desde luego se puede decir que se organizaban en torno a un lugar de habitación, parcelas frutales, campos de cereal y viñedo y amplias superficies de pastos y montes, pero no se puede aventurar la estructura exacta de los mismos; en cuanto a otras referencias contenidas en los documentos como molinarias, atzoreras, calinarias..., no se puede olvidar que responden en muchos casos a realidades del XII(5) .

Sí se constata sin embargo, que la ecclesia, con carácter polivalente (centro de explotación económica, lugar de culto y marco de encuentro de la comunidad) ha hecho su aparición. La documentación del Valle en el periodo entre el finales del IX y principios del X, contiene un buen número de referencias sobre ecclesias que configuran parte de los asentamientos tradicionales del territorio. Desde el siglo V, referencias a iglesias rurales, son frecuentes en toda la Cristiandad, fruto de la expansión religiosa fuera de las ciudades; estas iglesias tienden a situarse en cabeceras de territorios, extendiendo su influencia sobre los mismos jurídica y jerárquicamente y ocupando antiguas villae y castella, erigiéndose como centros del culto oficial y litúrgico y equiparándose a parroquias, centros segregados de la iglesia-sede; por otra parte, surgen oratorios o iglesias privadas, auténticas unidades de explotación agrícola y familiar, fundadas por un señor en dominios propios, con los bienes suficientes para mantener el clero a su servicio e integradas en la comunidad, de cuyos miembros se nutren. mozarabe2.jpgEn torno al siglo VII, eran una consolidada realidad y mientras las primeras acogían cultos oficiales, las segundas se erigían en honor de santos más heterodoxos y cuyas reliquias estaban allí presentes o representadas y que en muchos casos son el núcleo primitivo de un poblado. La invasión islámica tuvo como consecuencia la desarticulación del sistema establecido y una mezcla de valores que desfigura la estructura original. La confusión que se daba en muchos casos, entre iglesia y monasterio, se acentúa y al final de la época visigoda, las diferencias que pudiera haber, se difuminan (6) .

En estos momentos, la economía se caracteriza por una agricultura embrionaria y un predominio ganadero. La agricultura de bajos rendimientos y seminómada se presenta como auténtica devoradora de terrenos . No sabemos con total seguridad qué se llega a cultivar; la formula terras, pomares y vineas, es la más utilizada por la diplomática, englobando en ellas cultivos cerealísticos, frutales y presencia puntual de la vid; podemos estar ante simples formulas documentales, aunque diplomas del Alto medioevo, se refieren con naturalidad a grano y sidra, con lo cual se puede presuponer una imagen bastante aproximada de la realidad. La ganadería presenta mayor importancia y vitalidad, favorecida por los condicionantes físicos que influirán en el desarrollo de los pastos; en el caso del Valle las laderas y cordales crearán un adecuado caldo de cultivo con abundantes pastos naturales que fueron objeto de un creciente aprovechamiento a lo largo de los siglos VIII y IX y que a partir del X, van pasando cada vez en mayor medida bajo el control de los grandes señoríos eclesiásticos (7).

 

(1) Villandio, Villabazal, Villapendi...

(2) "Las raíces de la Reconquista. Covadonga". Historia de Asturias (La época medieval); Oviedo, 1990

(3) Algunos autores la consideran un gran dominio perfectamente organizado que anuncia estructuras feudales, pero esto parece excesivamente rígido, ya que las villas tienen su propia historia y evolucionan hacia comunidades aldeanas.

(4) Siempre y en todos los casos que el documento dice ...super flumen Alier... super riuulum Alier... o expresiones similares, se estará refiriendo al Valle de Turón. Sin embargo ...secus..., apud..., indicará otras zonas del Concejo como Mieres, Baiña o Ujo.

(5)Fruto de las famosas falsificaciones diplomáticas del Obispo Pelayo en el siglo XII, para favorecer el dominio territorial de la Iglesia de Oviedo

(6) Cabe la posibilidad de que la documentación englobe en el mismo término de ecclesia, las iglesias rurales, las iglesias propias y los monasterios. Así y por ejemplo, cuando se dice ...in territorio Meres secus flumen Alier ecclesiam Sancti Iohnnis..., estaríamos ante una iglesia parroquial, mientras que cuando se dice ...in ualle Turone ecclesia Sancte Marie et Sancti Martini et Sancte Andree et alia loca que dicuntur Amnes et septem fontes, cum ecclesia Sanctorum Iusti et Pastoris in Porio..., estaríamos ante una realidad más compleja, vinculada con formas de monacato.

(7) A esta situación podrían responder topónimos como Busneo (en San Justo), La Rozá (en Villapendi) o La Rozadiella (en las cercanías de Castrillón)

(8) No conviene olvidar la pronta especialización pastoril de las áreas montañosas próximas a las zonas agrícolas, especialmente las cerealísticas. De este mundo pastoril, quedan en el Valle, topónimos como La Braña, Brañidiello, La Cabana, Cabana Cimera, La Cabanina, El Cabanón, Cabritera, Los Invernales, Inverniego, La Pará, La Porquera o Los Praos de Guariza, por citar algunos de los más evidentes.