De blanco y negro a color

Debido a mi juventud todavía no tengo suficientes vivencias como para poder expresar lo que significa para mí el valle de Turón, pero si tengo claro que es y siempre será mi pueblo, en el que he crecido, me he criado y al igual que yo, mis padres y mis abuelos.

Desde muy niña mis padres me trasmitieron su amor por este pueblo, me hablaban sobre su infancia en Turón, como cuando se inauguró la piscina y el primer monitor de natación que hubo, fue Vitos, un turonés que se convirtió en el primer español en cruzar a nado el canal de la Mancha. También de cuando en las fiestas del Cristo desfilaban gigantes y cabezudos, algo que yo nunca llegué a conocer. De aquellos partidos de fútbol entre el Caudal y el Turón, que siempre tenían que estar custodiados por la Guardia Civil, debido a la rivalidad existente entre ambas aficiones, o de cuando con una tabla y los rodamientos de los vagones creaban sus propios monopatines y bajaban por las cuestas de los pueblos en busca de velocidad, o de caidas.

Ya en los años de juventud me contaban que había mucho ambiente en Turón, el Piamar y el Vicky, cafeterias de toda la vida que siempre estaban repletas de gente. Y por supuesto el Rivers la discoteca más famosa del valle, donde en sus mejores momentos venía gente de distintos puntos de Asturias.

Mi abuelo también me contaba historias de cuando él era niño, de como jugaban a la "una pica la mula", al "güa", al "lirio" y a los "cartones", como una vez otro amigo suyo y él fueron desde Santa Marina hasta Figaredo detrás de un hombre que iba comiendo una manzana, esperando que tirara el "musicu" para comerlo ellos, o como otra vez casi se le cae un armario encima, por querer coger un bocadillo que era para llevar al trabajo su hermano mayor.

Mi abuelo nació un año antes de finalizar la guerra civil, así que su infancia transcurrió en plena posguerra donde el hambre y la miseria estaba a la orden del día. Me cuenta que iba a la escuela particular de Queta en Lago y allí estudió hasta bachiller, después empezó a trabajar como "guaje" en la carpintería de Parana, de allí se fue a la mina donde trabajó en el Pozo San José.

De su época de la mina me contó varias historias, además de explicarme que antes no se trabajaba con la misma seguridad que ahora, en vez de llevar casco llevaban boina, trabajaban con madreñes en fín, hoy en día sería impensable. Una de las historias que mas gracia me hizo trataba de un compañero que tenía la mala costumbre de beber la bebida que llevaba mi abuelo y la de los demás, así que después de unas cuantas semanas aguantándolo, un día rellenó su propia botella con aceite de limpiar las máquinas y la guardó en su taquilla, cuando regresó a la hora del bocadillo vio a su compañero que se encontraba fatal, le preguntó que si no sería por la bebida, a lo cual el compañero le contestó que no había bebido nada, pero a partir de ese día nunca mas volvió a beber la bebida de nadie.
 

La imagen que me queda de aquellos años, es un Turón completamente distinto al de hoy en día, es una imagen en blanco y negro, muy lejos de la actualidad, aunque mantiene sitios emblemáticos como el Colegio de la Salle, donde estudiaron miles de turoneses, los pozos San José y la Rebaldana, casa Parana etc. que tuvieron gran importancia en la historia del valle. Aunque una cosa si tengo clara, los turoneses de aquella época, sabían perfectamente cual era el significado de trabajo, esfuerzo y diversión.

A grandes trazos puedo hacerme una idea de lo que este valle significó para Asturias y para el resto de España, ya que fue un sitio de acogida para muchas personas que venían en los años de bonanza de Andalucía, Galicia, León y también de otro pais como Portugal, fueron años donde había mucho trabajo, quizás no muy bien remunerado ni en las mejores condiciones, pero sirvió para vivir muchas familias. Es decir el valle de Turón, ha sido al igual que para mí, hogar de miles de personas.
 

Hoy en día el valle no está en sus mejores momentos, la población descendió notablemente, hoy es mas un valle dormitorio que un centro industrial, pero ahora tenemos la oportunidad de agradecer todo lo que nos dió. Hoy que la minería ya no existe en el valle, es un lugar magnífico para el turismo rural, conservando toda la historia del negro carbón, porque no debemos de olvidar las raices, si no conservarlas y es ahí donde, los turoneses desde distintas agrupaciones, tenemos como deber llevar el nombre del Valle de Turón al máximo color posible, algún día, recibiremos el premio Príncipe de Asturias, al pueblo ejemplar............Porque se lo merece.