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Un capítulo negro en la Historia

Patricia Latorre dedica el tercer capítulo de su estudio sociocultural de Turón a uno de los trágicos acontecimientos del valle. Una aproximación más a ese "capítulo negro de la Historia", como le llama la investigadora.

UN CAPÍTULO NEGRO DE LA HISTORIA

 


Octubre de 1934


Durante la revolución de octubre de 1934, en Turón se produjo el asesinato de ocho frailes que enseñaban en el Instituto La Salle y del director de Hulleras del Turón. Este acontecimiento ha quedado grabado a fuego en la memoria de la población, pero el pueblo no quiere identificarse con este capítulo de la historia local Así una mujer cuenta lo Frailes 4.jpgsiguiente respecto a la opinión que los hombres tenían de este acontecimiento:
 
Entre la revolución del 34 a la guerra civil mataron a unos frailes aquí que siempre la gente de Turón, entre ellos mi padre, decían que no habñian sido gente de Turón… (Inttur,6).

Nel Amaro describe el fenómeno de manera mas plástica:
 
A partir del año 34, después de los (…) famosos y trágicos sucesos donde se fusilan una serie de gente, y ahí creo que la historia de Turón toma un giro (…) y se vive un poco a golpes de mea culpa, todo el mundo se siente culpable, y sucede lo de siempre, lo de las películas del oeste y lo de todo, o sea, el forastero siempre es el culpable( ... ). En Turón todo el mundo siempre comenta de un lado y otro: los culpables eran forasteros (Inttur. 17).
 
 

La versión "oficial"


El hecho de que esta opinión corresponda a la versión oficial “oficial” de la historia y no solo a la opinión de unos pocos queda patente en varias entrevistas publicadas en un periódico local con motivo del 75 aniversario de la fundación del Instituto La Salle. Así, por ejemplo, el presidente de lacomisión del 75 aniversario dice:
 
Pienso que el que se diese tal suceso en Turón fue un simple accidente geográfico por cuanto que pudo haber sido en cualquier otro punto de las Comarcas Mineras. Ni siquiera fueron gentes de Turón (El Periódico, marzo 1994, p. 4).

La negativa de aceptar que el asesinato de los frailes de La Salle pueda haber sido un crimen cometido por habitantes del valle no está probablemente relacionada con el hecho de que fueran religiosos, puesto que en los años de la guerra 75 aniversario.jpgcivil se produjeron asesinatos de representantes de la iglesia en toda España. A nuestro entender esta negativa debe explicarse por el hecho de que el Instituto La Salle había desempeñado un papel central en la vida del municipio, puesto que esta escuela representaba para los hijos de algunos mineros la oportunidad de adquirir una educación mejor que la de sus padres, y encontrar así una profesión mejor que les permitiera romper la tradición minera de las familias. Asistir a esta escuela significaba la posibilidad de ascenso social, en concreto la de trabajar de empleado administrativo Hulleras, que era el único patrón del valle. La empresa “reclutaba” a los mejores alumnos para su administración.
 
Bien es cierto que cuando Hulleras del Turón demandaba profesionales para sus diversos departamentos, los buscaba en primer lugar y como es lógico entre los alumnos de su colegio (…).La gente que se dedicaba a reclutar personal, hablaba con los Hermanos y preguntaba por los chavales que tenían más nivel en cada promoción para integrarlos en sus oficinas. Esos alumnos podían acceder a puestos de relativa trascendencia en la empresa (ibíd., p. 5).


En la mente de la comunidad no había sitio para la idea de que alguien de “las propias filas” podría haber sido autor del asesinato, pues realmente estaban obligados a estar agradecidos con el municipio. Sencillamente “no parece lógico” (Cote Fernández: “ Años de revueltas internas”. El Periódico, marzo 1994, p. 6).

 

Prioridad a la formación


Una mejor formación de los hijos era el objetivo más importante de los obreros y por tanto la mayoría de ellos superaron barreras ideológicas y enviaron sus hijos a una escuela religiosa. Esto queda patente en la respuesta que da el presidente de la comisión de festejos del 75 aniversario del Instituto La Salle, cuando se le pregunta si no es una contradicción que en una comunidad minera tradicionalmente de izquierdas como Turón los obreros enviasen a sus hijos a una escuela religiosa.

 
No, yo creo que no. De hecho la relación de los religiosos con las gentes de la comarca siempre ha sido buena. Los obreros deseaban una buena educación para sus hijos y no reparaban en detalles de ese tipo. Aquí, entonces como ahora hay hijos de socialistas, comunistas, de derechas, católicos, agnósticos y de todo. Nada tiene que ver una cosa con la otra si se mira en sentido práctico, y el sentido práctico es aprender para ser algo en la vida ( El Periódico,San Francisco. San José- La Salle-2.jpg marzo 1994, p. 4).

Posteriormente, en los años setenta y ochenta, muchos alumnos que terminaron sus estudios en La Salle pudieron acceder al bachillerato y a la universidad. Es frecuente oír “ De aquí salieron médicos, abogados y profesores". La gran importancia que para los habitantes de Turón tuvo la escuela y continua teniendo hoy en día (*) puede deducirse también de las afirmaciones de los entrevistados.

 
Yo pienso que el pueblo de Turón tuvo mucha suerte con tener el colegio de los frailes (…) creo que el colegio de Turón de la Salle hizo una enseñanza muy grande a los chavales de Turón (…), y toda la gente que sale un poco prepara da yo pienso que tiene más inquietudes que los que son sin preparación ( …) tenían una preparación distinta que en otros sitios ... (Inttur. 14). Los frailes aquí en Turón fue algo muy decisivo (lntrur. 7).
 

Por lo tanto, no sucedía que la población no quisiera asimilar el hecho como tal del asesinato de los frailes, sino que no deseaban dañar a la institución del Instituto La Salle, que era sinónimo de escapatoria de la difícil vida del minero, así como de promoción social. Por ello había que buscar foráneos responsables del delito y así “se hizo justicia al pasado”.


Seguirá - Capítulo 4: La autarquía: represión y control social

© Patricia Latorre y Ediciones Trea SL


 

(*) El colegio cerró sus puertas en el año 2006.