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El Archivo parroquial de S. Martín de Turón I

El valor reconstructor de un Archivo y datos para una investigación histórica - Mayte Zapico López

IGLESIA DE SAN MARTIN-1.JPGEl Archivo parroquial de S. Martín de Turón: el valor reconstructor de un Archivo y datos para una investigación histórica.



 
A D. Tomás García, Coadjutor de S. Martín de Turón que salvó los libros de su Archivo de la destrucción y a D. Manuel Ibarra Aizpiri, su actual párroco, siempre dispuesto a facilitar la tarea de los investigadores. Sin ellos este trabajo, y otros para el futuro, no serían posibles.




I - Introducción


En la Cuenca del Caudal, un valle llamado Turón

 


El Valle de Turón, sito en la Cuenca del Caudal, sufrió con la industrialización de finales del siglo XIX y la explotación minera del XX, una brutal transformación. Con una marcada tradición agrícola y ganadera, vio como se alteraban sus sistemas tradicionales de vida y como su hábitat experimentaba profundas y en la mayor parte de los casos, irreversibles transformaciones: se perdieron los yacimientos y asentamientos preexistentes por causa de la explotación minera tanto en superficie como en profundidad y se alteró gravemente la red de caminos tradicionales; el sistema de lavado de carbón acabó con los antiguos molinos y puentes y la necesidad de obtener mayor nivel de agua y proteger a los lavaderos de las riadas, influyó en la alteración de las márgenes del río; el crecimiento poblacional y la necesidad física de espacio por el aluvión de trabajadores llegados de todo el país para emplearse en las minas añadió un nuevo elemento de alteración que en el caso de Turón, un valle sumamente estrecho, adquirió caracteres de catástrofe. Hoy, la desindustrialización y el nuevo arrasamiento que ello conlleva, supone la última paletada de tierra sobre lo que fue un magnífico ejemplo de forma de vida agrícola y ganadera.
Cuadriella_lavadero-2.jpg
El Valle de Turón se encuentra asentado dentro de los límites naturales y administrativos del Concejo de Mieres, situado a su vez en la zona central de Asturias. El Concejo que hasta 1837 permaneció unido al de Lena, en lo que popularmente se conocía por Conceyón y que extendía su alfoz desde Arbás al Padrún, limita actualmente al Norte con Ribera de Arriba, Oviedo y Langreo, al Sur con Lena y Aller, al Oeste con Morcín y Riosa y al Este con S. Martín del Rey Aurelio y Laviana; dichos límites, coinciden orográficamente con una serie de alineaciones montañosas que no sobrepasan en ningún caso los 1200 m. y que marcan la divisoria de aguas entre las cuencas de los ríos Nalón y Caudal-Turón al Norte y al Este, Riosa y Caudal al Oeste, Aller y Turón al Sur. El Concejo de Mieres ocupa una superficie de 145 Kms. cuadrados, sobre la que se ubican algo más de 600 entidades de población agrupadas en caserías, lugares, aldeas y barrios, que suman un total de 15 parroquias y un número de 53.241 h.; 372 h. de media por Km cuadrado.

El topónimo Turón no designa hoy una realidad clara y precisa. Llama mucho la atención a los que son extraños al Valle, que una persona les responda a la pregunta de qué pueblo es, con la respuesta de Turón y luego se encuentren con que la correspondencia hay que remitirla a La Veguina, El Lago o La Felguera... Los extraños al Valle razonan que tal cosa es como decir fuera de la región, que uno es de Asturias sin dar otros datos y es en esta aseveración donde se halla la lógica explicación: fuera del Valle se es de Turón y dentro del Valle de cualquiera de los núcleos que lo conforman en sus alrededor de 50 Kms. cuadrados distribuidos en forma de U de Este a Oeste. Por otra parte el último Nomenclátor (1986) desagrega excesivamente las unidades de poblamiento y Turón, entre otras, no figura como entidad lo que complica aún más la situación.

El Valle de Turón está situado a 7 Kms. de la capital del Concejo, Mieres del Camino. A él se accede siguiendo la vieja ruta del Camino de Santiago, desde el pueblo de Figaredo, por una carretera que desviándose de la antigua N-630 y tomando como punto de referencia los restos del palacio de los marqueses de San Esteban del Mar (originariamente de los Quirós) (1) que llegaron a su posesión por enlaces matrimoniales y herencias, sube sin desvíos, atravesando el Valle POLIO CORDAL.JPGhasta Urbiés, a 11,5 Kms. Desde allí hacia la izquierda se desciende a Langreo y hacia la derecha a Laviana; también por la parte alta, desde La Colladiella, se pasa a los Concejos de Aller y S. Martín del Rey Aurelio. En esta zona oriental que es la más alta del Valle, se encuentra una de las elevaciones más importantes del Concejo, la Burra Blanca de 1155 m., así como la fuente La Rigá, donde nace el río Turón. El río Turón se forma con los arroyos de Tres Concejos y de Abeduriu, que a su vez recibe las aguas del de La Collá: por su margen izquierda fluyen los arroyos de Felguerosa, Colladiella, Villandio, Fresneo, Cutrifera y Fayas; por la derecha los de Colladiella, S. Justo, Sienda, Repedroso y La Felguera. El río configura en buena medida el carácter del Valle, siempre lo ha configurado: estrecho, alineado en su plano a ambos lados de la carretera y con una fuerte inclinación de las vertientes que son aprovechadas para la vivienda, ocupando las zonas más amplias las explotaciones industriales como antes las ocuparon los terrenos de labor; de todas formas, la escasez del suelo es tan importante que hace que puedan verse las instalaciones mineras en las inmediaciones de las viviendas e incluso entremezclándose con ellas. Situación que está cambiando de nuevo al efectuarse acciones urbanísticas de mejora sobre los antiguos núcleos poblacionales e industriales, que intentan recuperar un hábitat profundamente degradado.

Las parroquias

Tradicionalmente el Valle se dividió en dos parroquias, la de S. Martín ubicada en La Felguera con su hijuela de Sta. María de Urbiés y la de Sta. María de Peñuli, en el límite de Turón con el actual Figaredo. Actualmente el Valle se configura en cuatro parroquias: las citadas de S. Martín (desde siempre conocida como de Turón remitiéndose a sus más antiguos orígenes) y Sta. María de Urbiés (desgajada de S. Martín en 1888) y las de Sta. Bárbara ubicada en La Urbiés Iglesia.JPGCuadriella y del Carmen ubicada en S. Andrés, formadas en 1961 al desprenderse S. Martín de dos collaciones. Turón (entendida como parroquia) y Urbiés, mantuvieron siempre lazos de intercomunicación tradicionales, pero se van separando a medida que el concepto de parroquia entra en crisis y la industrialización con sus efectos de transformación del hábitat tradicional, va configurando una evolución distinta para cada una de ellas.

Pascual Madoz (o.c.) describe a Turón como feligresía en la provincia y diócesis de Oviedo (5 leg.), partido judicial de Pola de Lena (2 1/2), ayuntamiento de Mieres (1 1/2). Situada en terreno montuoso con inclinación al O; clima templado y sano. Tiene 400 casas en los lugares de Urbiés, Collado, Tejera, Pedrero, Fabucosa, Dochal, Vallicuerra y varios caseríos. Hay escuela de primeras letras frecuentada por 50 niños, cuyos padres dan al maestro la retribución convenida. La iglesia parroquial (San Martín) de la que es aneja la de Sta. María de Urbiés, se halla servida por un cura de término y patronato real. También hay 5 ermitas que ninguna particularidad ofrecen. Confina N y E con Mieres; S Figaredo y O el concejo de Aller. El terreno es muy fértil; comprende varios montes y le baña un riachuelo sobre el cual hay un puente de piedra y 6 de madera, y confluye en el río de Lena a distancia de una legua. Producción de escanda, maíz, patatas, arvejos, castañas, avellanas y otras frutas; hay ganado vacuno, caballar, de cerda, lanar y cabrío; caza de perdices, liebres, corzos, osos, jabalies y lobos; pesca de truchas y anguilas. Industria la agrícola, molinos harineros y 2 batanes. Poblaci¢n 400 vecinos y 1.600 almas. Contribución con su su ayuntamiento.

Esta descripción de mediados del XIX, aunque somera y parcial, es muy similar a la que se puede traslucir de documentos del XVI al XVIII, por lo que respecta a producción agrícola, y no demasiado distinta, salvo los productos americanos, a la que nos presentan los documentos medievales: el Valle por sus especiales características se definió siempre por una clara vocación agrícola y ganadera, aprovechando al máximo el terreno tanto para hábitat como para terrazgo(2). La población era mayoritariamente campesina y aunque en el Padrón de Hidalgos y Pecheros de 1555, hay una masiva presencia de hijosdalgo, se puede hablar de un grupo humano en el que sólo una minoría eran pequeños propietarios, siendo el resto arrendatarios y aparceros; existía un pequeño artesanado, pero integrado dentro de la forma de vida campesina y dedicado a sus oficios a tiempo parcial; y persistía cierta emigración a tierras leonesas para la siega y otros trabajos temporales, lo que mantenía la comunicación tradicional allende los puertos.

IMG_2157-1.JPGLa unidad de producción era la casería, propia o alquilada; en ella se disocian la vivienda y el terrazgo: la constituían la casa-habitación de suelo terrero, a veces con cuarto alto dotado de corredor; al lado la corte o establo, con otros elementos adicionales como la tená o pajar y los caxellos d´abeyes (las colmenas) que en este último caso, se superponen a las paredes (3) ; en la antoxana, el marcado sentido polivalente se imponía: era portal, lugar de reunión y taller de trabajo y delante de la misma o en sus cercanías, se levantaba el hórreo que servía de granero. El terrazgo abarcaba desde el huerto para el pequeño consumo familiar hasta las tierras de labor propiamente dichas, cerradas por sebes (vegetales o de piedra) y en algunos casos manzanos; las praderías para el ganado, presentaban por lo general carácter comunitario, al igual que ocurría con los montes madereros.

La comunicación hacia el Valle (además de los pasos tradicionales de montaña) partía del mismo punto que en la actualidad, pasaba por Cortina donde cruzaba el río y seguía hasta La Cuadriella, donde enlazaba a la altura de la Cuestaniana con una senda que corría sobre La Veguina, cruzando los lugares de Villabazal y La Crucina hasta llegar a la iglesia de S. Martín, desde allí y siguiendo una ruta próxima a la actual carretera, ascendía hasta Urbiés.

Comienza la industrialización

Las condiciones descritas se mantuvieron hasta que a mediados del XIX comenzó el proceso industrializador, que como se ha dicho anteriormente provocó una profunda transformación del espacio. Hoy, en los núcleos de ladera, a pesar de las actuaciones sobre ellos realizados, se puede seguir la pista de los primitivos asentamientos; no ocurre igual en el fondo del Valle que en el XIX mostraba una apariencia totalmente distinta: las tierras por las que no pasaba el camino real desde La Cuadriella hasta La Felguera y que se corresponden con la actual carretera, los asentamientos industriales y los asentamientos poblacionales ligados a los anteriores, eran inmensas vegas feraces aprovechadas al PLANO INCLINADO.jpgmáximo para la producción agrícola. Todo ello cambió con el arribo del nuevo estado de cosas propiciado por la industrialización; el oro negro significó entonces el fin de un modo de vida basado en la tierra y la aparente riqueza que aportó, se ha vuelto contra el Valle mismo: la pérdida de parcelas de labor superó el 90% y con ellas desaparecieron todos los elementos inherentes al mundo rural entendido en su más pura esencia; se contaminaron los ríos y se degradó el paisaje y el patrimonio cultural; entre 1857 y 1950, aumentó la población en un 1044% y tal presión demográfica, supuso por necesidades físicas, la explotación del territorio hasta límites insostenibles... En suma, un sector ajeno al Valle de Turón se asentó en el mismo para extraer lo más posible bajo los principios de jerarquía, economía y productividad (4); una autentica política de tierra quemada.

La situación del Valle en este momento no es halagüeña: un marco espacial degradado, la industria desmantelada y una población envejecida y estancada, en la que los más jóvenes de sus miembros se ven constreñidos al paro. Sin embargo, actuaciones recientes de mejora medioambiental y en comunicaciones, la recuperación lenta pero constante de la cabaña ganadera y la repoblación de algunos caseríos, aunque todavía en sus inicios y con población temporal, permiten cierto optimismo en una revitalización de Turón, que para quienes allí viven o han vivido, tanto en los pueblos altos como en el fondo del Valle, siempre ha sido una unidad física y social.

Es posible recuperar parte de esa forma de vida a través de los libros que conforman el Archivo Parroquial de la iglesia de S. Martín de Turón, una fuente indispensable para el conocimiento histórico del Valle, tanto a través de los Libros de Asentamientos como de los Libros de Fábrica y cuyas noticias más antiguas e interesantes se desarrollan en un periodo que abarca desde principios del siglo XVII a bien mediado el siglo XIX. La autora llegó hasta esta fuente LIBRO DE BAUTIZADOS 2.jpgarchivística con motivo de la búsqueda de datos para la Tesis Doctoral que actualmente prepara sobre el Valle durante la Edad Media, bajo la dirección del Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, D. Francisco Javier Fernández Conde. Lo que comenzó como una simple y puntual consulta, se extendió como una investigación paralela y actualmente manejo un amplio dossier documental que incluye no sólo un estudio económico y social del Valle sino también el ahondamiento en mis raíces paternas: un linaje de campesinos que se remonta -por el momento- hasta el siglo XVII.

Quizás la mejor manera de cerrar estas breves notas introductorias sea con las palabras de Benjamín Álvarez, Benxa, un mierense excepcional y nunca suficientemente valorado; él, con una paciencia infinita que sólo puede equipararse a un copista medieval trazó y salvó, al menos sobre el papel, buena parte del pasado de la Comarca. Benjamín Álvarez escribió que no se puede actuar como bárbaros, arrasando lo que estorba a nuestros planes, sin reparar en el mérito de lo que se destruye. Hora es pues de comenzar a educar en el amor y en el respeto por lo nuestro, de buscar la manera de hacer sin deshacer, de mimar la memoria colectiva de la que somos guardianes y responsables; en caso contrario nos habremos ganado a pulso la maldición del olvido.

( sigue en el capítulo II )

Notas:

 

(1)Los Quirós fueron un grupo familiar más entre los propietarios del Valle, pero no conviene olvidar a los monasterios de S. Isidro y Arbás de León, a las Catedrales de León y Oviedo, a los monasterios de S. Vicente, S. Pelayo y Sta. Clara de Oviedo, la Compañía de Jesús, la Casa de Valdés, la Casa de Heredia, el marqués de Ferrera y una pléyade de nobleza segundona o de hidalgos primero y burgueses enriquecidos después.
(2) Llama la atención lo pronto que fueron aceptados los productos americanos en el Valle, posiblemente por la necesidad de obtener en un territorio escaso pero fértil, abundantes producciones. Manuel Jesús López González (o.c.) habla de una primera referencia sobre el maíz en 1677 y Fermín Bouza Brey (o.c.) conjetura que la primera cosecha tuvo lugar en Asturias en 1605. Si tenemos en cuenta que Iturriza y Zabala en su obra Historia General de Vizcaya, habla de que el maíz fue importado de América al País Vasco hacia 1550, cabe admirar la vitalidad y la capacidad de adaptación a las novedades de un Valle en apariencia aislado.
(3)Benjamín Álvarez (o.c.) reproduce el pajar de José Zapico en Les Matielles, donde las colmenas van colocadas encima de una tabla situada sobre la puerta.
(4) C. Álvarez Quintana, "Casa y carbón. La vivienda minera en la Comarca del Caudal, 1880-1936" Liño, 6. 1986