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Septiembre, un mes especial para los turoneses

 

Recuerdos a media tarde

 

Carlos Vega Zapico

 

Septiembre : un mes especial para los turoneses

 

El verano fue tocando a su fin, en todos los sentidos y en lo meteorológico lo fuimos notando con días cambiantes que nos fueron llegando alternativamente porque septiembre es, desde el punto de vista meteorológico, de otoño todo él, aunque de forma oficial o astronómica no cambiásemos de estación hasta el día 23. Con razón nuestros mayores nos repetían cada año aquello de: “Septiembre o seca las fuentes o arrastra los puentes”. Sabiduría popular que nunca falla.

Pero, para los turoneses, el mes de septiembre era y creo que sigue siendo, el mes de “Les Fiestes del Cristo de la Paz”. Volvíamos del “veraneo” y comenzábamos a ver llegar los grandes camiones que traían “los caballitos”. Destino: “la cera l´ante de los cuarteles”. Y allí estábamos la abundante “güajería” de la época dispuesta a ayudar y de paso a que “cayera algún vale” que nos permitiese montar gratis de vez en cuando. Pero los tiempos cambiaron y aquellos “llenazos” para entrar al pregón, en los desaparecidos cine Rio o Copeval, se fueron convirtiendo en medio salón del antiguo colegio La Salle; aquella Veguina por la que era imposible transitar la tarde de las carrozas, porque no cabía ni un alma, se convirtió en un lugar tranquilo para ver el artístico trabajo de la sociedad de turno puesto que ya los barrios no aportan su carroza y éstas se limitan al esfuerzo e interés de unos pocos porque la tradición “carrocera” no desaparezca; los cotillones “fin de fiesta” famosos en toda la provincia, desaparecieron ante la escasez de asistentes… En demasiadas ocasiones ceo que los que vivimos aquella época no somos conscientes del brutal descenso de población, mientas que los más jóvenes no son capaces de imaginar cuanto les contamos de aquel “Dorado”.

Quisiera recordar que allá por los lejanos años 50 del pasado siglo las fiestas del Cristo, que se celebraban en conjunto con Nuestra Señora del Carmen, aran organizadas por la “Cofradía del Cristo” que tenían a bien hasta rifar una casa entre sus asociados y no dejó de trabajar hasta reconstruir la antigua capilla de La Crucina que algunos conocimos en estado más que ruinoso. Por su parte el Álbum, que nunca debería haber desaparecido por ser parte de nuestra memoria escrita, era editado por la tertulia literaria  “Rafael del Riego”. Formando parte de las distintas comisiones de trabajo, para una mejor organización de los festejos, nombre que muchos recordamos con nostalgia y cariño como parte de nuestra infancia tales como Manolito Baquero, siempre metido en temas culturales; Zoilo o Fidel en aquellos concursos laborales de la época; Gil con su potente megafonía que nunca faltaba; Sabi del Viso y José Baena en aquellos  desfiles de carrozas por barrios; Ramón Cagide haciendo y deshaciendo escenarios aquí y allá y el insustituible Ángel Tomillo que hacía de todo lo que hiciese falta. No eran, lógicamente, los únicos pero sirvan éstos nombres como recuerdo a todos aquellos que “arrimaban el hombro” para que las fiestas del Cristo de la Paz, de Turón, estuvieran entre las mejores y populares de toda Asturias.

Luego, con el paso de los años, vendrían los Celso, José María, Balduno, Fenro, Arsenio, Eladio, Nacho, Manolo o Florín… que marcaron otra etapa, no mucho más fácil que la  de los anteriores y que, incluso algunos, debieron enfrentarse a situaciones de organizar los festejos a escasos días de que dieran comienzo. Nunca fue fácil que unos pocos trabajasen para que todo el pueblo disfrutase de unos días de fiesta. Ahora, la situación no es nueva. Pocos, muy pocos son los que componen, actualmente, la Junta Directiva de la Sociedad Turonesa de Festejos a los que se pueden sumar algunas personas que puntualmente “echan una mano” y que todo es de agradecer, trabajan sin descanso durante todo el año en unas circunstancias sociales y económicas adversas, por lo que es más de agradecer, si cabe, el programa preparado para la presente edición.

Por comentar algunos actos que llamaron mi atención, decir que la II Marcha Nocturna “Memorial Titi”  fue,  cono la anterior, todo un éxito de organización y participación en ese recorrido por la Senda de La Carisa que construyeran nuestros antepasados romanos de la Legio VII Germánica en su penetración a Asturias allá entre los años 16 al 14 a. de C. y que fuera mejorada en el año 26 a. de C. por el general romano Publio Carisio, de quien toma el nombre, entre Pendilla de Arbas (León) y Carabanzo (Asturias). La noche, en compañía de la luna, en su máximo esplendor, hizo que el esfuerzo montañero resultase distinto a lo largo de los 30 kilómetros “y pico”  de recorrido. Al final, el comentario general de los participantes era el mismo: “mereció la pena”. Me consta que los del “San Bernardo” ya trabajan en la tercera edición.

El mismo día, según constaba en la programación festiva preparada con motivo de nuestras fiestas patronales, tuvo lugar el 39 Festival de Masas Corales que organiza nuestro Coro Minero en la iglesia de San Martín que, triste es decirlo, presentaba un aspecto un tanto desolador para los coristas por la escasez de asistentes. Las dos naves laterales vacías y de la central, siendo un tanto optimista, a la mitad. En el recuerdo, aquellos Festivales  en que se colocaban sillas plegables dada la cantidad de asistentes. Por cierto, la edad media de setenta hacia arriba. ¡Y después, hablamos de futuro! Recuerdo perfectamente aquel I Concierto Músico-Vocal, celebrado el 14 de septiembre  de 1981, en plena crisis de la Sociedad de Festejos, organizado por la sección de cultura de Mejoras del Valle con la participación de la Rondalla de Figaredo, el Coro la Flor de Pola de Lena, el Orfeón de Caborana y nuestro Coro Minero. Era todo un reto y en él se rindió un sencillo homenaje al fundador del Coro Minero, el Hermano Ginés, presente en el acto, invitado por Mejoras. ¡Con qué rapidez  pasan los años!

Resultó familiar y agradable la inauguración de la exposición fotográfica, en el Ateneo turonés, de José Muñiz al que todos conocimos como “Pepín el fotógrafo”, nuestro cronista gráfico durante una larga época comprendida entre 1945 y 1984. Una pequeña muestra sobre pasadas ediciones de nuestras tradicionales Fiestas del Cristo donde se pueda contemplar la tradicional procesión del Cristo,  el enorme gentío de nuestra Veguina, las tradicionales carrozas, los concursos laborales y pese a las  necesidades de la época, la elegancia de las turonesas y turoneses cuando había que salir a la calle con la ropa “de domingo”. En el recuerdo personal, aquellas carreras, de güajucos”, hacia el pequeño escaparate de su tienda, en Vistalegre, para contemplar las instantáneas de algún acontecimiento ocurrido momentos antes. “Mira donde está Luis, aquel parezme Antonio, mira, salgo yo…” Y allí, con la nariz pegada al cristal, pasábamos un buen rato observando lo que no podíamos haber visto instantes antes. Hay anécdotas que nunca se olvidan.

Y llegó uno de los actos más tradicionales de nuestras fiestas a través de toda su historia: el Pregón. Acto literario-artístico-musical-social y todo lo que uno quiera añadir, que servía y supongo que ese será su cometido, para marcar el inicio de los festejos turoneses. Lleno en el salón del antiguo colegio de La Salle para escuchar a Fidel González, director del coro del Centro de Mayores de Turón y, cuando menos, pregón novedoso en ese repaso a la vida social, cultural, musical… del Valle. Pregoneros hubo que dieron el suyo y a los que nunca más volvimos a ver por estas tierras. Coronación de la reina y damas, entrega del “Turonés del año” al Club Deportivo Turón, merecido galardón a esta entidad que lleva sobre sus espaldas todo el peso del fútbol en nuestro Valle y emoción y “sorpresa” con ese detalle de la Junta Directiva hacia quien, hasta la presente edición, fue la cabeza visible de la Sociedad Turonesa de Festejos: Manolo Mariñas en su emocionada despedida.

El Día del Cristo, misa presidida por el turonés Javier Suárez, párroco de San Juan el Real de Oviedo desde hace una década, y para muchos de nosotros “el fíu de Anita y Pachín, de Villapendi”. La celebración religiosa  contó, también, con la presencia de nuestro querido amigo y expregonero Ceferino. Al finalizar, entrega del premio “Santísimo Cristo de la Paz” al Coro Minero “por haber procurado la reconciliación de un pueblo por encima de ideologías y rivalidades” en palabras del párroco que preside el Consejo Pastoral, en representación de la Unidad Pastoral de Turón.

Llegados a este punto y estando totalmente de acuerdo con los méritos de ambos galardonados, me pregunto si no serán demasiados premios con los mismos objetivos, en un espacio mínimo de tiempo, teniendo en cuenta que el primero, surgido con el nombre de David Varela, creado en 2011 y aplazado, en su día, por la pandemia, ha decidido trasladarlo a diciembre con motivo de la festividad de Santa Bárbara para no caer en una ilógica y absurda reiteración.  Lo nuestro, ya se sabe, ¡o pollo o no cenar!. Quede bien claro que a mí, no me sobra ninguno de los tres Galardones. Personas a los que reconocer su labor altruista, callada y constante sobran en nuestro Valle. Pero, ya se sabe aquello de “la unión…” a lo que los turoneses, en verdad, estamos tan poco acostumbrados.

Los días de fiesta fueron sucediéndose con la mirada puesta en el cielo por aquellos de los chaparrrones que podían aguárnoslas. Hubo baño de espuma, actividades deportivas para los más pequeños. Presentación de un nuevo libro, ciclismo… hasta llegar al acto, sin duda más emotivo de todo el programa y que bien merece ser reflejado en estas líneas. El homenaje y descubrimiento en el Campo La Bárzana, ese es de nuevo su nombre oficial, lo cual me parece fantástico, de esa imagen de “Lolo el baloneru” que con tanto acierto preparó esa Junta Directiva del Deportivo Turón hacia esa persona trabajadora, cercana y querida por todos. Ya los días anteriores los nervios alteraron su ritmo de vida por lo que él presentía y era de esperar que verse rodeado de jugadores, directivos, amigos y hasta de algunos de sus ídolos del Sporting, entre los que no faltaron los turonses Redondo y David le hicieran saltar las lágrimas en una mañana que estoy seguro no olvidará. Me atrevo a decir que no fueron las únicas. Desde algún lugar privilegiado, viéndolo todo y llorando “a moco tendido” Olvidín no dejaría de dar abrazos de agradecimientos por lo que se estaba haciendo “al su Lolo”. ¡Qué poco cuesta hacer, en vida, feliz a una persona! ¡Gracias Deportivo!

Por lo demás y por terminar con el tema festivo, carrozas con cierto aire de melancolía y nostalgia local, música en la calle, Día del Bollu, Día del Niño, carrera a por cintas a caballo, concierto de la banda de Música de Mieres. Por cierto, todo un detallazo esa versión de “Turón” con música y letra del desaparecido “Sito”… Ahora, una vez finalizada la presente edición, falta sentarse y conocer los resultados económicos. De momento, sinceras gracias a SoTuFe por su esfuerzo organizativo que no es poco y, me sigue preocupándolas quejas de ese grupo contrario a los voladores, traca y ferial por la “contaminación acústica” que tanto molesta a “los perritos”. A unos no les gustan las luces de colores por “despilfarro”, a otros los “ruidos” por la molestias animales. Un grupo se ve perjudicado cuando llueve y hay quien se queja del calor cuando el sol aprieta. Solo puedo pensar dos cosas: O los de “antes” éramos “tontos”, con perdón, o los de “ahora” son demasiado “espabilaos”. Y que nadie se dé por aludido.

Dejando ya el tema festivo, decir que Mejoras del Valle puso fin a la temporada de piscina con un “fiestón” a la que asistieron, según la propia Junta Directiva, más de 400 personas. Nada de extrañar si tenemos en cuenta las mismas fuentes cifran en 20.000 los bañistas que a lo largo del verano pasaron por las instalaciones deportivas. Como las hormigas, algo habrá que guardar para épocas peores. También se despidió el escultor Herminio y su exposición “Voladuras controladas” del Pozu Santa Bárbara por la que pasaron, según los organizadores algo más de 3.000 visitantes. El escultor y el candasín Pipo Prendes pusieron el broche de oro a las obras expuestas en la antigua sala de compresoras del pozo turonés y todo parece indicar que antes de finalizar el año volverá a ser ocupada, esta vez por el francés Joanie Lemercier.

El último día del mes ¡por fin! les fue entregado el galardón “Mierenses del Año 2020” a Julio y Mari, en su 48 edición y que la pandemia impidió realizar con anterioridad. Momentos de emoción y mucha gente conocida en el salón de la casa de la Cultura de Mieres donde también fueron premiados los hermanos Permuy. ¡Dulce enhorabuena!. El acto, al que asistieron numerosos turoneses arropó a estos queridos amigos a los que nunca les falta la sonrisa y una agradable palabra hacia todos. No es la primera vez que estos galardones, ideados por Laudelino Rodríguez “Tito”, recaen en algún turonés. Ahí están, para nuestra historia, algunos de los nombres que obtuvieron alguno de los reconocimientos de la Asociación Mierense del Año: e Piedad Martínez, Eladio González, Manuel Jesús López, Alfredo Velasco, Coro Minero, Asociación Turonesa para la Mejoras del Valle, José Vitos, Antonio Mónico, Ángel Fernández Ortega, Grupo de Montaña San Bernardo, Hermanos de La Salle, Sabino Fernandez del Viso, Asesorías Turón, Faustino Urueña

Y así, que no es poco, se nos fue septiembre, después de haber celebrado la correspondiente fiesta de la Hueria de Urbiés nada menos que durante tres días, ese mes en el que los recuerdos de quienes ya no están entre nosotros se enlazan con los coletazos de la era covid, con la crisis, la penuria o la sequía y en el que, sin darnos a penas cuenta,  damos comienzo al último trimestre del año de “los tres patitos”. Veremos a  ver lo que el resto del año nos depara. La clave es siempre la misma: recordar y aprender. De momento, a las 3 horas y 4 minutos del día 23 del  presente septiembre, entramos oficialmente en el otoño astronómico. Cambiamos de estación y el Principado sigue incumpliendo su palabra: “Iniciaremos este verano la reforma integral de la carretera de Turón”. Algo me recuerda aquel viejo catecismo del Padre Astete: “¿Qué es fé?.- Fé es creer lo que no vemos”. Y tanto.

 Así que a todos: ¡Feliz Otoño!

© Carlos Vega Zapico,  Turón, sepotiembre de 2022