Gatu por liebre

Hace ya años, mantuve una entrevista con la entonces responsable de sanidad del pesoe local, a petición suya. Comenzaba a hablarse del tema del centro de Discapacitados de Turón y quería saber, entre otras cosas, si había datos del “Hospitalillo de La Felguera”. La conversación fue distendida y en ella le expuse mi punto de vista sobre ese y otros temas sanitarios del valle. Mi propuesta se centraba en que el “Hospitalillo” se centrase todo el servicio ambulatorio para todo el Valle, unificando La Cuadriella, Lago y Urbiés.

Rápidamente me argumentó que no podían perderse “chollos de estos”. Le comenté que la matrícula escolar estaba descendiendo a pasos agigantados y que en muy pocos años el Centro de Discapacitados podría llevarse al colegio de Villapendi. El espacio era mayor y los internos ganarían en horas de sol. Es más, había rumores de que La Salle podía cerrar por falta de subvenciones en un tiempo no demasiado largo por lo que sería interesante la posibilidad de centrar los dos colegios públicos en uno, dedicar, Villapendi a los Descapacitados y construir en Vega de Guceo una residencia geriátrica puesto que la población del Valle envejecía de año en año. Podía ser una solución que resolviese nuestros problemas por mucho tiempo.

La idea no le disgustó, pero a los pocos días me comentó que “en Mieres, no aceptan tal propuesta, unos edificios son de un ministerio y otros de otro”. “Coño, imponeros los de Turón, que cojones tienen que decidir en Mieres lo nuestro si solo vienen de visita de vez en cuando” le respondí un poco enfadado por lo pueril que me parecía su respuesta.El tiempo fue pasando y no voy a repetir mi postura ante la eterna tardanza en habilitar el Centro de Discapacitados, pero, si he de recordar que el gobierno de Sergio Marqués encargó un estudio – prefiero no decir el coste del mismo- a un equipo de arquitectos sobre la “construcción de un equipamiento singular como podría ser el ambulatorio”, en las antiguas tolvas de San Francisco. El proyecto, con todo lujo de detalles, lo vimos los miembros de la Mesa Pulso por Turón que escuchamos las explicaciones del propio autor Ángel Noriega. No obstante y pese al dinero invertido en el estudio, las tolvas se demolieron, “porque se iba a ensanchar la curva”, me comentaron entonces “fuentes solventes”. Con el solar vacío y sin ampliar la curva las “mentes pensantes” decidieron hacer allí en Ambulatorio, precisamente en el sitio más frío y donde las heladas duran gran parte del año. Lo importante, era ir dilatando el tiempo con promesa tras promesa que de manera continua se incumplían sin que las gentes del valle reaccionaran.

Las puertas del cielo se abrieron para nuestros representantes cuando La Salle echó el cierre. Decididamente el Ambulatorio de Turón se haría en el “pabellón de la huerta”. Yo mismo asistí -en compañía del entonces alcalde pedáneo- a una mediciones que los aparejadores de la consejería de Sanidad realizaron en los bajos. Precisamente uno de ellos había sido alumno del propio colegio y sobre esto estuvimos hablando largo rato.

“Las obras se iniciarán de manera inminente”, “En breve comenzarán las obras del nuevo ambulatorio de Turón”, “Turón estrenará a finales de año -2008- el nuevo consultorio”… pudimos leer en la prensa regional. Declaraciones de nuestros munícipes que hasta nos llevaron a presenciar en un centro comercial del concejo los planos y las características del mismo. Siempre había un “pero” para no iniciar el tan ansiado dispensario médico y resulta ¿simpático? recordar que la propia Administración manifestaba “haber reservado una partida de 2,5 millones de euros para esta inversión”. Claro que llegado el 2010 a los turoneses nos ¿sorprenden? Con que “el Principado recorta en dos años la inversión para el Centro de Salud”. Los 2,5 millones se habían quedado en 150.000 euros.

Un reciente temporal de lluvia y viento, sin que llegara ser una “ciclogénesis explosiva” puso de manifiesto el paulatino deterioro del viejo “Servicio Sanitario” de La Cuadriella que, lógicamente, se resiente del paso de los años. Y, pasó, lo que tenía que pasar, las guardias de las noches de los fines de semana, se trasladan. Pero, tranquilos, la actual Consejería de Sanidad -del mismo partido que el que nos vendió los planos y los millones- se digna informar al Ayuntamiento de Mieres que “no se va a proceder a construir un nuevo centro de salud en Turón” sino que “asegurará el ambulatorio de la Cuadriella y en un futuro se llevará a cabo una reforma integral”. Así, como suena. Mientras tanto, los unos echan la culpa a los otros y los otros a los unos, mientras la Plataforma Juvenil por la Defensa del Valle es la única sociedad del Valle que sale a la prensa defendiendo, aunque solo sea de manera testimonial, puesto que no tiene ningún tipo de poder ejecutivo, lo prometido una y otra vez, mientas la mayoría de los habitantes se conforman con el “no hay derecho”, “ya se sabía”, ¡qué vamos a hacer!”… La demanda del nuevo consultorio proviene del 2007 y parecía que iba arrancar en 2009 con terrenos y dotación presupuestaria sin embargo habremos de seguir padeciendo plagas de pulgas y “medidas temporales”.

Pero, aviso, para que a nadie le coja por sorpresa. Suenan tambores por la capital del Principado, de que el Gobierno autonómico está decidido a llevar a cabo su tan prometida obra. No podrá contar con el presupuesto inicial -lógicamente habría que incrementarlo con el paso del tiempo- y tampoco se construirá en el antiguo colegio La Salle y que a nadie se le ocurra que se van a construir de nuevo las tolvas de San Francisco. Entonces, ¿dónde?. Quisiera equivocarme y no me dolería reconocerlo pero, suenan con fuerza los bajos del Centro de Discapacitados de la Felguera. Ustedes ¿entienden algo?. ¡Yo, tampoco!. Pues ,eso, que nos vuelven a dar “gatu por liebre”

Como hay convecinos que ven, por todas partas, gigantes cuando sólo se trata de molinos, quiero aclarar, una vez más, que las opiniones anteriormente manifestadas, son personales, no representando ninguna corriente de opinión, pues, ya todos somos mayorcitos como para hacernos responsables de nuestros actos y nuestras palabras.

© Carlos Vega Zapico,  enero de 2013