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Tardes de junio

Hay tardes para todo, meditar, pasear, escuchar música, relajarse, relacionarse…y las de junio son largas e inspiradoras. Es tiempo también de escribir, de seguir relatando la crónica de nuestro valle, entre recuerdos, reivindicaciones, proyectos estimulantes y nuevas respiraciones. Nuestro colaborador Carlos Vega Zapico pasa acta de estos 30 días. Unas paginas más para nuestra historia.

Recuerdos a media tarde

 

Carlos Vega Zapico

 

 

Tardes de junio

 

Pasé el mes de junio, antesala del verano, fuera del Valle de Turón. Recorriendo otros “Turones” abandonados de la misma mano de Dios que el nuestro y que forman parte de esa “España despoblada” de la que todo dios habla pero, a la que no muchos conocen más que de oídas. No me contenté con verla desde lejos. Quise hablar con sus gentes, cada vez más escasas y conocer su propia Historia, no tan diferente de la nuestra aunque ellos haya que salir,  simplemente, para ir a la consulta del médico, que ni eso tienen. Aunque, el diario contacto con nuestra realidad local, me permitió mantener vivo ese cordón umbilical que me une “con lo nuestro”, en un mes en el que contar lo sucedido entre Polio y Cutrifera supone hilar tan fino con las palabras, que se convierte en reto, tanto para leedores como para lectores. De cualquier forma cuanto sigue no deja de ser un punto de vista personal y tan solo representativo que quien esto firma.

Así las cosas, me entero y, me llama poderosamente la atención, de esa inversión de casi “medio millón de euros” para “impulsar la Ciudad del Tenis de la Riquela”. Mucho le debemos a Nadal, pero nunca pensé que esas instalaciones fueran tan usadas por los turoneses para practicar el deporte de la raqueta, hasta el punto de tener que ampliarse. Si así fuese, bienvenida sea la ampliación aunque no estaría nada mal algo más de pedagogía municipal para explicarnos el uso y disfrute de las mismas. Llegados a este punto, ya veo a algunos, mal interpretando mis palabras pero, también aquí sirve aquello de “ye lo que hay, compañeru”. No estaría de más recordar que en 2009 se invirtieron 820.000 euros “con cargo al fondo estatal de inversión  local” y que el “edificio de servicios”, levantado en 2011, superó los 213.000 euros,  sin que los turoneses nos enterásemos de nada, o al menos algunos. Simplemente lo dejo por escrito para que cuando unos digan que “aquí no se hace nada”, los otros, presenten cifras en euros. De todas maneras, ¡suma y sigue!.

 

Suelo seguir las salidas del Grupo Montañero san Bernardo a través de los reportajes  del amigo Luisín Cienfuegos y observo que, al menos en las fotos grupales, el alto número de mujeres que participan del senderismo con asiduidad. No me atrevería a dar cifras, pero tampoco me extrañaría que la relación Mujer/Hombre o Montañera/Montañero fuese muy equilibrada, lo cual me parece algo normal en estos tiempos, y en los otros. Por eso, me llamó poderosamente la atención esa “Primera Marcha de Muyeres de Turón” en la que no vi un solo hombre aunque ciertamente desconozco si podían participar o era exclusividad del sexo femenino. Personalmente no me gustaría contemplar un cartel en el que se anunciase “Primera Marcha de Paisanos de Turón”. Sin que nadie vea en ello ninguna expresión de feminismo ni de machismo, si no  simplemente de mi sentido común aunque éste pueda ser el menos común de mis sentidos.

Nueve niños hicieron la Primera Comunión en San Martín. Qué tiempos aquellos en que casi había un centenar, o se superaba esa cifra, de güajes cada año. A mí, me tocó hacerla en la capilla del colegio La Salle puesto que la iglesia parroquial estaba en obras. Llovía a cántaros y después de la ceremonia religiosa pasamos al “patio cubierto” que conocíamos como “el tendejón”. Un chocolate con churros y un “bollu  preñau” para todos y después, cada uno a su casa. Las cosas han cambiado tanto con el paso del tiempo, que ahora en un mundo lleno de teléfonos móviles, cámaras digitales, videoconsolas y demás artilugios electrónicos los peques -y las pecas- de nuestro Valle son capaces de “dejar de pensar en ellos para pensar en las necesidades de los demás”. Espero y deseo que de seguir así, en poco, tendremos un Valle donde la solidaridad y el cariño fraternal sea signo de identidad. ¡Que lo veamos!.

 

Mientras los turoneses seguimos desesperados por la tardanza del arreglo de la carretera, única vía de entrada y salida al Valle o por la limpieza de ese río que nos regaló  hasta su propio nombre y que en muchos sitios se sabe dónde está por el ruido de sus escasas aguas pero que somos incapaces de ver por estar cubierto de maleza, estoy esperando con verdadera ilusión y optimismo que el SOMA  presente un estudio serio y riguroso sobre proyectos que “creen empleo” en este Valle “paradigma de la reconversión industrial”, al igual que lo hace para otras zonas de las cuencas. Tenían  planes para almacenar medicamentos y ahora “reclama un impulso al grupo de trabajo para que se generen recursos, empleo y oportunidades de desarrollo”. Supongo que ya será hora de que nos toque algo serio y solo me atrevo a pedirles que, por favor, no sea algo como Urueña o Diasa. Tenemos una población escasa y sobre todo envejecida y la solución, en mi opinión y con los nulos datos que hasta la fecha se ofrecieron a los turoneses, no son los “pisos tutelados de La Salle”. Si quieren, podemos hacer un listado de las muchas personas que tuvieron que abandonar su propio entorno para pasar sus últimos días en una residencia, geriátrico o similar, fuera de Turón. No habría mejor homenaje a nuestros mayores que tanto trabajaron para  dejarnos un mundo mejor y a los que, de momento, no hemos correspondido como se merecen. ¡Coño, a ver cuando nos toca, de verdad, algo bueno!.

No soy muy  futbolero pero, mi sincera felicitación a esas personas que día a día mantienen viva la afición futbolística de nuestros menores y que no contentos con ello, vuelvan a celebrar ese “Campus 2022”, en su IV edición y que ya me apresuro a decir que fue todo un éxito de participación y organización. Nada menos que 55 niños  participantes y 12 monitores, durante cinco días, con un programa pensado en los güajes que se lo pasaron de lo lindo. Tuve oportunidad de presenciar alguna de las actividades por lo que felicito a participantes, encargados y a ese Club Deportivo Turón, que “buscan perres hasta debajo de les piedres”, lo dicho, mi sincera felicitación y ánimo para seguir en años venideros, aunque la natalidad, en el Valle, esté en contra. Por si no fuera suficiente el exíto de los peques, también los veteranos alcanzaron el primer puesto en ese “Campeonato de Asturias de Veteranos”. Está visto que ni los años ni los kilos hacen mella en ellos. Ánimo y lo dicho: ¡ a seguir llevando el nombre de Turón por esos campos asturianos!.

Me alegra inmensamente tratar de recuperar una tradición perdida. Me refiero a la “Foguera”. Recuerdo aquellos años infantiles en que los güajes subíamos y bajábamos escombrera arriba y abajo cargados de aquellas pesadas soleras con  las que los mayores construían “la foguera”. Era un auténtico trabajo comunitario. Unos, “carretábamos” la madera y todo cuanto pudiese arder, otros montaban aquellas verdaderas pirámides de leña y nuestras abuelas y madres aportaban aquel chocolate y aquellos churros que nos suponían un verdadero manjar cuando acudíamos con aquellos  “tanques” destartalados por tanta caída al suelo. Y sobre todo, disfrutábamos y éramos felices. ¡Qué tiempos aquellos!. Llegados a este punto, imposible olvidar al popular “Patuca” a quien, después de tantos años pasados los güajes de aquella época seguimos recordando cada año por estas fechas. Todos los barrios hacían su “foguera”, hasta el punto de, tanque en mano, recorrer distintos lugares como la Crucina, el Follerón o Los Barracones, Villabazal o los mismísimo “Cuarteles Viejos”.

Con el tiempo y durante algunos años, Villapendi recuperó la tradición pero supongo que el cansancio de las mismas personas hizo que desapareciera hace ya algún tiempo. Veremos a ver esta nueva iniciativa de So.Tu.Fe. si tiene el suficiente arraigo como para durar en el tiempo. De momento mi sincera felicitación por la iniciativa y ¡larga vida a la foguera de San Juan!

Por lo demás, ya pasa de vergüenza la falta de ese trozo de barandilla que falta desde principios de año y por la que vengo clamando desde el mismo día de su destrozo. ¡Es nuestro destino!. Esperar, esperar y seguir esperando, tanto como se esperó por el derribo de esa casa que ya no contaba ni con tejado, en La Veguina. Ahí, conocí viviendo a Felipe a Dora e Hipólito, a Leonor , hijos de Avelino Bello Vega y de Rosaura Aragón Gordón (1). Creo que eran dos hermanos más, Manolito y otro, cuyo nombre no recuerdo pero del que e decía que “era de la escolta de Franco” y vivía en Madrid. Y al lado, el “retrete” que usaban los clientes del bodegón de “Ginio”, situado en el bajo de “La Casa de Todos”, donde además de comprar chucherías se cambiaban todo tipo de cuentos y novelas, sobre todo aquellas de Marcial Lafuente Estefanía. Quisiera recordar que con el tiempo, allí vivieron Manolo “el churrero”, aquel que iba por los pueblos anunciando aquello de “churríbiri calentíbiri” y su mujer Eloina. En aquel callejón ponía su  puesto de fruta y verdura Matilde, una mujer de fuerte carácter que traía las mercancías de Grao. Algún día tendré que escribir algo sobre aquella “milla de oro”. Se lo debo a aquellos mis vecinos de tiempos infantiles.  Le tengo cariño a esa zona puesto que, a escasos metros vine a este mundo. La obra perfecta, ahora falta que el Ayuntamiento o a quien le corresponda, limpie la “mierda” que está detrás de la pared. No se ve, pero se siente y se padece. De hacer las cosas, hacerlas bien, Y eso, no eleva tanto el presupuesto municipal, ni se tarda tanto tiempo en limpiarlo. ¿De acuerdo?. Pero, no se piensen nuestras autoridades municipales que con la reparación y ampliación del parque infantil y “lo de la casa”, ya tenemos cubierto el cupo de necesidades. Ahí, en Vistalegre y en El Lago quedan algunas “ruinas de Pompeya” que meten miedo.

Por lo demás, se abrió el tiempo de piscina a falta de que  las condiciones climatológicas acompañen durante el verano y ya “les mores” están en flor esperando el calor del verano que espero nos siente bien a todos

© Carlos Vega Zapico,  Turón, 30 de junio de 2022


 

(1)  Siguiendo nuestra vocación primera, damos datos "genealógicos" de esta familia.  El matrimonio Avelino y Rosaura es oriundo de la provincia de León. La esposa de Carboneras en el municipio de Pola de Gordón y él de Santas Martas de la comarca de Vega del Esla. Ambos llegaron casados y con familia al valle de Turón.  Vivieron en Villabazal y allí nacieron los dos últimos hijos, Leonor el 17 de septiembre de 1929 y Manuel, que estuvo en Bélgica trabajando, el 21 de diciembre de 1932.