¿Un entierro preocupante?

Recuerdos a media tarde

Carlos Vega Zapico      

A quien corresponda

 -si es que a alguien le corresponde-

En reiteradas ocasiones he tratado el tema del antiguo Colegio La Salle y vuelvo a machacar sobre él con cierto dolor personal  por lo que este centro supuso tanto en mi vida escolar como en la profesional, pues entre uno y otro allí trascurrió gran parte de mi vida. No seré yo quien analice el sistema educativo empleado, de un tiempo a esta parte tan cuestionado por algunos, entre otros motivos porque no viene al caso de lo que quiero expresar.

Los Hermanos de la Salle abren el colegio Nuestra Señora de Covadonga, de Turón, el 7 de enero de 1919 gracias a la empresa Hulleras del Turón, en las personas de Eduardo Merello y Rafael del Riego, dos personajes muy desconocidos de nuestra Historia local. Desde el primer curso, por el centro educativo han pasado miles de alumnos, hijos de trabajadores de la propia empresa minera que llegaron a poder cursar estudios de bachillere elemental. Con el paso de los años el centro pasó por manos de Hunosa, Ayuntamiento de Mieres, Ministerio de Educación y Ciencia hasta que en el año 2006 los Hermanos de La Salle abandonan el Valle por no poder mantener el colegio.

Comienza entonces  -hace ya 10 años-  un calvario para uno de los edificios más emblemáticos de nuestro Valle. En su día comenté, con quien quiso oírme que no escucharme, que la mejor solución para el futuro del edificio era ubicar en él el Colegio Público “Valle del Turón”, resultante de la unión de los existentes en Vega de Guceo y Villapendi. Menos “guapo” se me llamó de todo, además, existían “grandes problemas entre administraciones”, eso que tanto Ayuntamiento, Comunidad Autónoma y Gobierno Nacional pertenecían al mismo partido. A los mismos, se les ocurría la idea de “hacer pisos tutelados en las “guardillas”. Pronto debieron darse cuenta del sinsentido y optaron por lanzar la idea de hacer un “Hotel de Asociaciones” y así había quien ya contaba con que “cuatro de las salas ya están concedidas para nosotros” -por pura prudencia me callo el nombre-. Tampoco la ida cuajó, pues no hacía falta ser muy “avispado” para entender que los problemas podrías ser mayores que los beneficios”. Por fin y ante la negativa de hacer en hacer en él un verdadero  Centro de Día  -dada la proximidad con el Centro de Personas Mayores- opta, la clase política, por dedicarlo a “Consultorio Periférico de Turón”.  Se exponen los planos,  se anuncia a bombo y platillo su presupuesto, se anuncia el inicio de las obras, se da la fecha de inauguración… Y al día de hoy, el edificio es una patata caliente que nadie quiere tener en sus manos por lo que con el deterioro propio del desuso, con la increíble destrucción de quienes entraron en él y se dedicaron a romper por destruir, por la increíble desfachatez de quienes dejaron las ventanas listas para ser llevadas, de quienes aún tiene a punto material para “largar” en cualquier momento… “y lo que te rondaré morena”, el edificio se viene abajo ante los ojos de quienes a diario lo predicen aunque sea “con la boca pequeña”.

Como de nada sirvieron las denuncias de la prensa ni las mociones municipales, aquí queda la denuncia de nuestro propio abandono en forma de imágenes. Que cada uno  saque sus propias conclusiones y obre en conciencia y si no, súmese al Pozo San José, al Pozo Santa Bárbara, a las Oficinas de la Cuadriella, a las Naves de Diasa, a Talleres Urueña a…

Las elecciones están a la vuelta de la esquina, ya se me llamará pesimista ante la realización de todos nuestros proyectos pendientes. La frase no es mía pues tiene demasiados años como para no cumplirse: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. Seguro que allí nos veremos todos los turoneses.

                             © Carlos Vega Zapico - Turón, 7 de enero de 2016

NB Ver álbum completo del lamentable abandono .