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Un año diferente

Recuerdos al atardecer
 

Carlos Vega Zapico

 


Un año diferente
 

Ha pasado ya bastante más de una década desde que diera comienzo mi colaboración con elvalledeturon.net. Una idea que me parecía, y me sigue pareciendo, seria e interesante para conocer, con cierto rigor, el pasado, el presente y lo que pudiera ser el futuro de nuestro Valle del río Turón. Del pasado todos sabemos, quizás demasiado, aunque contamos aquello que según los intereses de cada uno convenga decir. Del presente, basta dar un paseo, a media tarde, para encontrarse con una realidad clara y a la vista de los pocos convecinos con los que puedas cruzarte. Del futuro, mucho fue lo que se nos prometió y muy poco lo que se nos dio como contrapunto al cierre de toda explotación carbonífera y, quizás en muchas de las ocasiones, con demasiado retraso lo que invalidaba nuevas inversiones.


Por si esto no fuera suficiente, toda inversión realizada en el Valle fue a espaldas de los propios habitantes y nunca con las necesidades que éstos pudieran tener o creer necesaria para una mejor calidad de vida. Las mentes pensantes de quienes ocupan puestos en lugares de decisión y tanto “velan por nuestros intereses” hacen y deshacen a sabor de sus intereses y opiniones políticas, convencidos ellos del gran favor que nos hacen. Así es nuestra triste realidad por mucho que queramos disfrazarla.


He pasado los últimos meses fuera del Valle, lo que me ha permitido comprobar (estaba previamente convencido de ello) que existen muchos “Turones”, quizás demasiados. Aquí, problemas con la carretera; allí, con el río; más allá que se hunden las bodegas de nuestros abuelos… He visitado pueblos en los que los escasos vecinos han dado un cambio sustancial “a lo suyo” a base de “arrimar el hombro” a proyectos sencillos pero pensados, diseñados y realizados por ellos mismos. Esas vivencias y las conversaciones mantenidas con los propios y verdaderos protagonistas me llevan y me traen, quizás con demasiada frecuencia a la realidad del día a día en nuestro Valle, un territorio envejecido y en continuo descenso poblacional donde los “proyectos” de las distintas administraciones se alargan en el tiempo hasta diluirse. 

Y lo que es más triste y desolador, la marcha de nuestros mayores fuera de su entorno porque nadie ha pensado en ellos, o no interesa. No nos equivoquemos lo de La Salle no deja de ser una “milonga” que llega escaso y tarde. ¡Y, si no, al tiempo!, lo triste es que, como otras tantas cosas, ya no tendrá solución. Conviene recordar, por aquello de la pérdida de la memoria, que comenzamos el nuevo siglo siendo algo más de 5.000 personas y terminaremos este año con poco más de los 3.000 si los censos estadísticos no mienten y, quiero pensar que no tengan motivo para ello. 
 

Y, sin embargo, ¡con qué poco nos conformamos!  El último día del mes de noviembre, no había más temas de conversación que las idas y venidas al edificio que conocimos como “Sala de Compresores del Pozo San José” y que parece ser, a partir de la fecha, se denominará “Espacio Cultural Pozo San José”, según la empresa propietaria HUNOSA. En el exterior se habían colgado unas grandes lonas en las que se reproducían algunas de las muchas fotografías realizadas por el turonés “Pepín Muñiz”. Todo un éxito de público: “mira …”, aquel ye…; “que joven está…”. Mientas los móviles y cámaras digitales  fotografiaban las reproducciones. Hasta el guarda de seguridad estaba impresionado por el éxito de la muestra y respondía a unos y a otros con las mismas palabras: “en el interior hay más, pero no sé cuando lo abrirán”. Allí, en una docena de escenas plastificadas, quedaba, una vez más, detenida nuestra Historia, de la que nunca debemos renegar, pero tampoco utilizar como duro cilicio que mortifique nuestro ya cansino cuerpo continuamente.

“Fuimos”, pasado imborrable. Pero hemos de cambiar el tiempo y el modo verbal por el de “queremos ser”. Los turoneses hemos de ser no sólo “oídos” si no “escuchados” en aquellos lugares donde se habla y se discute de lo que el Valle necesita, sin que los propios destinatarios tengan arte ni parte en lo que a su destino se refiera. No son ideas nuevas tomadas en un día de vientos sur. En los Álbumes de Fiestas del Cristo correspondiente a los años 1990, 91 y 92 publiqué unos trabajos cuyo título expresaba mi pensamiento al respecto: “Llegó la hora: ¡Alerta Roja ¡”, “¿Qué nos pasa? ¿Por qué piensan por nosotros?” y “Una apuesta por el FUTURO”. Han pasado más de 30 años y lo escrito permanece con tinta imborrable, aunque en páginas más envejecidas por el tiempo transcurrido. En el tintero se fueron quedando cosas que en su momento se consideraban “!irrenunciables!” y que se quedaron durmiendo el sueño de los justos: aquella Junta de Distrito que todos querían poner en práctica en Turón; aquellos Polígonos Industriales que fueron el más absoluto de los fracasos; la recuperación de la Mina Imagen de la Colladiella, de la que tanto y tanto se habló; el río, si así se le puede llamar a esa arboleda que impide ver las aguas de quien nos dio su propio nombre; aquella Plataforma Juvenil por la Defensa del Valle, hoy inexistente; el derribo de los viejos edificios que pese a ser inventariados una y otra vez siguen ahí, dando una triste imagen de abandono …, ¿merece la pena seguir?.

Mientras nos alegramos del cambio del césped de La Bárzana, vemos con tristeza el constante deterioro de esas oficinas de La Cuadriella, propiedad de Hunosa, a la venta del mejor postor y que bien podrían dedicarse a residencia geriátrica; contemplamos como los fuertes vientos destrozaron los tejados de varias instalaciones fracasadas y abandonadas en lo que iba a ser la nueva reindustrialización de la Cuadriella. Con los éxitos de nuestro vecino Diego López en el mundo futbolístico y la “reconstrucción de la memoria del 34” nos hacen olvidar aquellas, no tan lejanas, Jornadas de Senderismo hoy en el archivo memorístico de muchos de nosotros. Mientras comemos el Pote, en unas Jornadas Gastronómicas estancadas, nos enteramos de un nuevo espacio cultural en la Sala de Compresores de San José. ¡Cómo cambian los tiempos! Un par de docenas de manifestantes “acojonaban” a la dirección de una empresa estatal cuyo futuro todos desconocemos y era imposible introducirse salvo que uno llevase “rigurosa invitación nominal”, en palabras de una de las azafatas situadas, lista en mano, a la entrada de aquella “bocamina de plástico” por donde, por cierto, no entró el presidente de la empresa minera, al igual que sus subordinados. La ofrenda floral a nuestros antepasados fallecidos, ¡Premio a los asistentes, siempre los mismos! Aunque en esta ocasión había “cola” para estrechar la mano del Presidente del Principado, que, como suele atribuirse a Julio Cesar: “veni, vidi, vinci”. Mientras tanto, volvió a sonar el “turullu” y a restallar la dinamita en un Valle donde ya no hay mineros ni se esperan nuevas inversiones de cara a la creación de nuevos puestos de trabajo.

Si uno “pierde” unos minutos de leer “Los dos conejos” del gran fabulista Tomás de Iriarte (1750-1791), que algunos aprendimos de memoria en la ya lejana edad escolar y aún recordamos pese al tiempo transcurrido, no será muy difícil que los versos le trasladen a nuestros días. Querámoslo o no, por desgracia, vivimos en una sociedad en la que manda la ideología por encima del sentido común que ya se sabe es el “menos común de los sentidos” y así, una tras otra vamos viviendo situaciones que nos llevan hacia el futuro de nuestros hijos y nietos, mucho más imprevisible que el que nos tocó vivir a nosotros.
 

Habría tema y materia para seguir escribiendo sobre todo aquello que pudo ser y no fue. Pero, llegan fechas de reencuentro familiar por unos días, y la vuelta de aquellos que por uno u otro motivo tuvieron que abandonar el Valle. Sin duda momentos para aparcar motivos de desavenencias y contradicciones entre unos y otros que, desgraciadamente, no nos conducen a un camino único en cuanto a necesidades y futuro. Que el nuevo año, que ya nos abre sus brazos, sea venturoso para todos mientras seguimos sin saber, o querer saber, a estas alturas de nuestra vida, si son galgos o son podencos.
¡Feliz Año Nuevo 2025!

 

© Carlos Vega Zapico,  Turón, Diciembre de 2024