La noche de San Juan
Como el fuego de San Juan, los recuerdos de Araceli destellan en nuestras mentes donde se agolpan incombustibles las rememoraciones de nuestra propia infancia. Noche larga la del recuerdo.
La noche más corta
Toda España se prepara para celebrar la Noche de San Juan, la más corta del año, tanto en la costa como en el interior todo el mundo espera impaciente que el fuego arda.
Yo hace años que no acudo a esta ceremonia, lo hice siempre de pequeña, pero aquellos eran otros tiempos, la hoguera la hacían los chavales del pueblo, cogiendo troncos y ramas de aquí y allá, y el chocolate y los bizcochos los ponían los propios vecinos, en una xuntanza familiar, acogedora e íntima, en la que todavía por nuestra edad no sabíamos muy bien el significado de aquel fuego nocturno, simplemente era la excusa perfecta para salir por la noche, juntarnos con los amigos y además tomarnos gratis un buen chocolate, casi nada.

Luego ya no he ido más a ninguna hoguera, no he seguido tampoco nunca los rituales del fuego, jamás he dejad sus manos la responsabilidad de eliminar de mi vida lo desagradable, lo dañino, lo no deseado, el único ritual que todavía algún año sigo, es curioso, lo hacíamos de niños, es echar la clara de un huevo en un vaso de agua a las doce y dejarlo toda la noche, para ver al día siguiente como dentro del mismo se forma un velero, pura magia que solamente, nos decían, se puede conseguir en la Noche de San Juan.
Hoy al igual que todos los años, no acudiré a ninguna hoguera, porque mis noches de San Juan se quedaron en aquella, la que hacíamos al lado de las casas “del corredor”, donde disfrutábamos de la vecindad y la amistad mientras saboreábamos un rico chocolate; ojalá la magia de esta noche consiguiera devolvérmela y junto con ella a todos quienes formaban parte de mi vida en aquellos tiempos.